
Francesc Pla Santamans
Farmacéutico comunitario. Director de El Farmacéutico
Muchas verdades absolutas se han relativizado y muchas más lo van a hacer. Podría ser el enunciado de una ley, como la de Murphy, o la de Godwin, pero nadie ha puesto nombre a la frase, aunque la solidez de la aseveración merecería un bautizo que la sacara del anonimato.
Es arriesgado determinar lo que piensa la mayoría cuando no se vota. Las encuestas, las opiniones calificadas y las que no lo son tanto e incluso las sensaciones, se convierten en el baremo para definir el estado de situación.
Encontrar algo especial, único, algo que sea la esencia de todo, esa verdad que lo explique todo, ha sido, desde los tiempos del Santo Grial, o de nuestra triaca magna, una obsesión secreta. Seguramente esa verdad o ese remedio absolutos no son más que una simple ilusión, un clavo ardiente al que nos aferramos para no tener que asumir que el tiempo de las cosas fáciles y de las soluciones fáciles ya ha pasado. Esos tiempos, los de los cuentos de hadas, ya no van a volver.
Desde que los colegios de farmacéuticos de Madrid y de Barcelona acordaron asociarse para organizar conjuntamente el congreso/feria farmacéutico más importante de España, cada mes de marzo, el sector de las oficinas de farmacia tiene puesto el foco de forma alternativa en una u otra ciudad. Seguramente antes de llegar a ese acuerdo existía el vértigo que supone el reto de tener que ocupar cada año más de 20.000 metros cuadrados de exposición y atraer a más de 20.000 asistentes profesionales.
Un electrón es difícil de conocer –al menos yo no he conocido aún a ninguno–, pero el electrón es el habitante menos exótico del átomo. Ya es un personaje cotidiano.
La farmacia media española alcanzó la cima económica en el año 2009. Después de un titubeante 2010, soportó el descalabro del bienio trágico, para acabar tocando suelo. Y en ese suelo está y las perspectivas inmediatas son que en ese suelo permanezca.
Aunque la evidencia nos dice con rotundidad que el tiempo, al menos como lo vivimos los mortales, es como un murmullo de segundos de ritmo constante y monótono, esos mismos mortales nos empeñamos constantemente en querer pararlo para hacer resúmenes de lo que ha sucedido en un determinado pedazo. Lo hacemos como si el tiempo se pudiera trocear y cada porción fuera la partitura de una canción que pudiéramos coleccionar en una estantería de nuestra memoria. Es una afición, seguramente estúpida, pero lo cierto es que coleccionamos años.
Cuarenta y siete es el número de farmacias existentes en España por cada cien mil habitantes. Así, sin más, es un frío dato. Una frialdad que no puede congelar la realidad que se esconde detrás de ella
No es novedad que en España se aprueben paquetes de normativas que afectan al sector farmacéutico a última hora de un ejercicio. Generalmente estas modificaciones se articulan a través de enmiendas a los presupuestos y son fruto de los equilibrios de última hora y de las negociaciones de los diferentes lobbies representativos del sector.
La propiedad conmutativa es la que nos dice que el orden de los factores no altera el producto. Son conmutativas operaciones simples como la adición y la multiplicación, pero no tienen esta propiedad otras operaciones fundamentales como la sustracción y la división. Es una cualidad simpática, de esas que te facilitan la vida y seguramente una de las causas de que la suma sea más apreciada que la resta, aunque la filosofía e incluso la política también deben influir en esa apreciación entre lo positivo y lo negativo.