Andrea Nicita, boticaria argentina

Andrea Nicita estudió farmacia en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), en Argentina. Desde joven sintió atracción por la biología y la química, y cuando llegó el momento de decidir qué carrera estudiar buscó una que le brindara un poco de todo eso.

Andrea Nicita, boticaria argentina
Andrea Nicita, boticaria argentina

«Leyendo sobre las atribuciones profesionales del farmacéutico –nos explica Andrea Nicita–, entendí que las mismas no solo se limitaban a la dispensación de medicamentos, y que la labor farmacéutica podía darse en distintas aéreas, haciendo de la misma una profesión versátil con un abanico de posibilidades, algo que me hizo pensar que difícilmente me aburriría. No me arrepiento de la decisión que tomé, amo mi profesión y me considero fan de la farmacia».

Al terminar la carrera, y ya habiendo trabajado en farmacias, Andrea Nicita tenía muy claro que quería continuar capacitándose, pero esta vez fuera del país. Y así fue como terminó haciendo el Máster en Especialización Profesional en Farmacia y la especialización en Cosmética Dermofarmacéutica de la Universidad de Sevilla.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional en Argentina?
Llevo pocos años en el mundo profesional, sin embargo, siempre que pude experimenté un poco de todo. Aunque el trabajo con el paciente es lo que realmente me apasiona, desde estudiante me interesé mucho en la investigación, tuve la oportunidad de ganar una beca de iniciación para jóvenes investigadores, y también participé en grupos de I+D. Fueron experiencias muy enriquecedoras.

Mis primeros pasos por la farmacia comunitaria fueron en farmacias especializadas en formulación magistral, farmacias rurales, hasta finalmente terminar en cadenas de farmacias, nacionales, como Farmacity, e internacionales, como Waltmart.

Trabajar como farmacéutico en estas cadenas podría considerarse una nueva área de desempeño farmacéutico. Las normativas bajo las cuales se trabaja se diferencian ampliamente de la tradicional oficina de farmacia. Se trata de un modelo de farmacia inspirado en el modelo americano, con ciertas cualidades del modelo mediterráneo. Grandes tiendas, con numerosos metros cuadrados cubiertos de góndolas cargadas con un stock diverso de productos de cuidado personal, primeros auxilios, artículos electrónicos, cosmética, perfumería e incluso golosinas, y un gran mostrador que convive con el resto, donde se dispensa una amplia variedad de medicamentos bajo receta y de venta libre. La identidad corporativa se respeta en cada detalle y en todas las sucursales, para asegurar que la experiencia de compra del cliente sea la misma en una tienda del norte de Argentina o en una de Buenos Aires.

Los grupos de trabajo son numerosos, las tareas y responsabilidades se dividen y sectorizan. En general, el papel del farmacéutico dentro de estos grupos es de supervisor del equipo y de tareas administrativas relacionadas con los pedidos, libros y auditoría de recetas de obras sociales y coberturas de salud, mientras que la atención a los pacientes/clientes queda relegada, en un gran porcentaje, a los empleados.

El crecimiento de este modelo se debe a una gran aceptación por parte de los clientes/pacientes. El concepto de polirrubro norteamericano –atención durante las 24 horas, stock diverso y permanente, ubicado en avenidas o arterias de alto tránsito y fácil acceso– lleva ventaja sobre la clásica farmacia.

¿Háblanos de las diferencias entre el modelo argentino de farmacia y el español?
En general, en el modelo actual argentino coexisten el americano y el mediterráneo. A pesar de los cambios legislativos que se dieron en casi todas las provincias argentinas, para considerar a las farmacias establecimientos sanitarios subordinados a una planificación en distancia y número de habitantes, aún no se ha conseguido el éxito esperado, porque todavía la propiedad no está unida a la titularidad, por lo que no se corresponde exactamente con el modelo mediterráneo. La titularidad y propiedad de una farmacia no es exclusiva del farmacéutico; el propietario puede ser tanto una persona jurídica, una razón social, como un farmacéutico, mientras que en España solo un licenciado en farmacia puede ser propietario y titular de una botica, no puede abrirla donde quiera, se establecen por concesión y según criterios de planificación geográfica y demográfica determinados por las comunidades autónomas, que sirven para asegurar que todos los ciudadanos tienen una al alcance de la mano. De esta forma, para acceder a una botica, el farmacéutico tiene que concursar para obtener una licencia, comprar una a alguien que quiera traspasar la suya o heredarla. El español es un modelo muy protegido, regulado y con mucha historia.

El modelo argentino de farmacia es mucho más comercial, la atención se concentra en el medicamento/producto y no en el paciente, el cual es visto como un potencial cliente. Muy diferente de la clásica botica española donde existe una cartera de servicios para ofertar desde el mostrador, concentrándose así en la atención al paciente.

En Argentina la actividad farmacéutica está en manos del sector privado. Cuando esta situación cambie y los farmacéuticos tomen el control como sucede en España, se tendrá mucho más en cuenta la demanda de la población en cuanto al acceso, la eficacia y la eficiencia del medicamento y no dependerá de intereses comerciales como sucede actualmente.

¿Qué aprendiste trabajando en una cadena?
El paso por estas cadenas me abrió la mirada al concepto empresarial de la oficina de farmacia. Aprendes a liderar y trabajar con equipos numerosos, a interpretar estudios estadísticos y actuar de acuerdo con ellos para conocer el tipo de cliente, averiguar sus exigencias, mejorar las ventas y llegar así a los objetivos esperados. Aprendes a desarrollar técnicas de venta, de marketing y de atención al cliente, y a resolver problemas que te aseguren un cierre de venta exitoso. El NO no existe.

Mientras que la breve experiencia que tuve en las boticas españolas me dejó claro que es posible equilibrar al empresario y al farmacéutico, haciendo de la oficina de farmacia una empresa, pensada para un paciente/cliente con nuevas exigencias, pero sin perder el papel de centro sanitario.

¿Qué recomendaciones puedes hacer a los farmacéuticos españoles?
Mucho para recomendar no tengo, y en parte no me atrevo, teniendo en cuenta que el modelo español es muy anhelado y admirado por los farmacéuticos argentinos. Sin embargo, el concepto de experiencia de compra del cliente y todo lo que ello implica, la incorporación de herramientas estadísticas, y la aplicación de técnicas de marketing y venta en el mostrador permiten obtener resultados muy positivos, tanto en números como en fidelización. Es importante renovarse, adaptarse a las nuevas demandas y exigencias de la sociedad, sin perder de foco que somos profesionales de la salud y que la oficina de farmacia es un centro sanitario.

 

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