No vamos a presumir desde El Farmacéutico Joven de ser el único medio que habla del Erasmus; sería pretencioso y falso. Muchas veces citamos los pequeños grupos de facebook o foros que hablan sin parar de la archiconocida beca de estudios. Pero no es menos cierto que pocas veces como en los últimos meses encontramos tantas informaciones sobre la bolsa de estudios. Para colmo de bienes, en esta ocasión son noticias agradables, que no desacreditan a los que escogen esta vía para sus estudios.

No hay orgasmus, no hay borrachos, ni malas universidades. Y como lo que intentamos aquí es ensalzar los parabienes del Erasmus, no nos queda más remedio que enumerarlas y empaquetarlas, para que vean que nuestra defensa a ultranza no es un mero capricho, ni pretendemos llenar la página web (los periódicos no se rellenan, además), es una realidad que comparten muchos y cada día más.

Y ya que hablamos de borrachos, tenemos que empezar por la brillante iniciativa de Pablo González Torres, que nada tiene que ver con beber, todo sea dicho. González es un estudiante Erasmus de la Universidad de Alicante, que está cursando sus estudios en el Alma Mater europeo, la universidad de Bolonia. Hace poco más de un mes publicaba este video, en el que se vanagloria de haberse gastado todo el dinero de la beca en cubatas. Las redes sociales se indignaron con el comportamiento de González (aquí un ejemplo).

 

Una semana más tarde, Pablo sacó un nuevo vídeo, explicando los motivos reales de su provocadora publicación, la escasa aportación económica que reciben nuestros estudiantes. González quiso llamar la atención para que sus vídeos llegasen a más gente y lo consiguió. Tanto que su idea ha sido reflejada por varios sitios web (versión larga aquí o aquí). Su reivindicación final es también la nuestra en este sentido: «Por desgracia estas becas solo las pueden disfrutar quienes tienen muy buenos ahorros o quienes tienen unos padres con la posibilidad económica de ayudarles».

Poco después de aquello, el Erasmus apareció en muchos de los grandes medios europeos y esta vez no era para contar la hábil maniobra de un estudiante, sino para presentar una macroencuesta. La extendida ESN y UniPlaces (una plataforma de alquiler de pisos para Erasmus) preguntaron a 26.000 alumnos europeos sobre el mejor lugar para quedarse después de disfrutar de una beca Erasmus y casi el 90% de ellos respondieron que España. Es posible que esto a ustedes que lo que quieren (y deben) es irse de aquí, no les interese mucho, pero habla bien de nosotros y nuestro sistema educativo. Pero lejos de esto, que igual tampoco les enorgullece, los resultados de la consulta confirmaban algo que aquí (y siento estar tan pesado con la labor de El Farmacéutico Joven) hemos defendido muchas veces: el Erasmus ayuda a romper tópicos y derribar barreras. De todos esos que ahora se pirran por quedarse en España, prácticamente la mitad confiesa que antes de venir aquí de Erasmus pensaba que los españoles éramos «muy vagos, muy religiosos y siempre estábamos de fiesta». Además las tres cosas con las que relacionaban España eran la paella (el 80%), el Real Madrid (el 73%) e Ibiza (el 72%). Si en solo nueve, seis o tres meses el Erasmus ha conseguido que pasen del Real Madrid a querer quedarse a vivir y trabajar con nosotros, son los 1.000 euros mejor invertidos por la Unión Europea con mucha diferencia. Madrid, además, es la ciudad favorita para los estudiantes extranjeros, que eligen a siete capitales españolas entre las 20 mejores. Si quieren saber más cosas de la encuesta pueden ver las noticias relacionadas aquí (y aquí, aquí en vídeo, y aquí, por citar algunas).

Otra buena noticia (aunque aún no la mejor, no se impacienten) guarda relación con lo que hablamos hace unos meses de trabajar. Como no quiero aburrirles, ni recordarles que después de la carrera viene el coco, les daré solamente la buena nueva. La Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa ha publicado que casi el 90% (otra vez) de los que disfrutan de la beca Erasmus Emprendedores tienen éxito en sus empresas. La tasa supera ampliamente la media europea, que se sitúa en el 57%. Para ilustrar esta historia, y aunque estrictamente no es lo mismo, en el último mes han aparecido muchas noticias sobre dos estudiantes Erasmus (ya no están de Erasmus, pero no puedo decir que sean ex, porque uno es Erasmus siempre), que han triunfado con su idea, nacida en el Erasmus. Gonzalo Abia y Daniel Vara se fueron de Erasmus a Alemania y volvieron con una idea bajo el brazo (entre otras muchas cosas, claro está). Eran y son dos apasionados de la cerveza y dieron a parar en un auténtico paraíso para los amantes de esta bebida. Tyris es una de las más célebres marcas cervezeras artesanas, e ilustra un poco la mezcla entre emprender y el Erasmus. (Pueden leer más de todo esto aquí, aquí, aquí y aquí).

Pero la mejor noticia llegó a principios de mayo, cuando le dieron el premio Carlos V a mi madre. No a la mía biológica (eso será en agosto), a la madre de todos los que defendemos esta beca, a la profesora Sofia Corradi, Mamma Erasmus. Corradi es la impulsora del programa más célebre que hemos hecho los europeos desde que nos juntamos. Sus intentos piloto de intercambio de estudiantes dentro del continente empezaron en 1976 y los buenos resultados y su audaz insistencia obligaron a las instituciones de la UE a crear la beca en 1987 (esto ya lo hemos hablado más veces). El galardón fue otrogado en el monasterio de Yuste por S.M. Felipe IV, con toda la (buena) publicidad que eso conlleva. El Rey lleva mucha prensa y si él destaca «la red social y afectiva» que ha creado el Erasmus, llega a bastante (muchísima) más gente que si lo digo yo (que lo digo). Si el Monarca asevera que «Europa está en deuda» con Sofia Corradi, España entera googlea C O R R A D I, y también llega a muchas personas. Y créanme, que no lo digo con celos, sino con alegría. Eso sí, las mejores palabras, con todos mis respetos Majestad, aunque las buscase mucha menos gente, fueron las de mi Mamma:

Erasmus no es un programa para enseñar idiomas. Erasmus no es para alumnos destacados sino para todo el mundo. Erasmus no se es por razones profesionales, o sea, un ejemplo: esos estudiantes de ingeniería que no pretendan ir a otros países donde hay mejores escuelas de ingeniería que en su país porque Erasmus no está pensado para producir mejores ingenieros sino mejores personas, gente más dialogante, que entiende mejor a la gente de otras culturas. Lo importante no son las clases sino las experiencias.

No dejen de leer sus entrevistas (aquí, aquí, aquí y aquí hay más), ver su discurso o escuchar sus palabras

Y no porque se lo diga yo, ni el Rey, que manda mucho más, ni porque la beca aparezca en los medios de comunicación de acá y allá, sino porque las últimas tendencias me dicen que el Erasmus engancha.

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