Dabigatrán

El dabigatrán etexilato es un profármaco inactivo antitrombolítico que tras su absorción se metaboliza a través de esterasas plasmáticas y hepáticas a su forma activa, dabigatrán. Este es un inhibidor directo, competitivo y reversible de la trombina, enzima que cataliza la transformación del fibrinógeno en fibrina. La inhibición de la cascada de coagulación evita la formación de trombos. Además, parece inhibir la agregación plaquetaria. También ha sido autorizado recientemente para la prevención del ictus y embolismo sistémico, en pacientes con fibrilación auricular no valvular que presenten uno o más factores de riesgo específicos.

Dabigatrán
Dabigatrán

Farmacocinética
Después de la administración de una dosis oral, el dabigatrán etexilato se transforma rápida y completamente en dabigatrán.
La biodisponibilidad absoluta de dabigatrán tras la administración oral de etexilato es del 6,5%, aproximadamente. En los voluntarios sanos, las concentraciones plasmáticas máximas se obtienen a las 0,5-2 horas.
Después de dosis repetidas, cuando se alcanza el estado estacionario, las concentraciones de dabigatrán después de dosis de 220 mg son de 270 ng/ml (80-460 ng/ml).
A las 24 horas después de la última dosis se detectan todavía concentraciones de 40 ng/ml. Los alimentos no afectan a la biodisponibilidad del dabigatrán etexilato, pero incrementan en 2 horas el tiempo requerido para alcanzar las concentraciones plasmáticas máximas.

Posología
Posología para la prevención del tromboembolismo venoso: en adultos la dosis recomendada de dabigatrán es de 220 mg una vez al día administrados en 2 dosis de 110 mg; en cuanto a los ancianos la experiencia clínica es limitada, estos pacientes deben tratarse con precaución. La dosis recomendada es 150 mg una vez al día, tomados en 2 administraciones de 75 mg. Por otra parte, la seguridad y eficacia en el uso de dabigatrán en niños no ha sido evaluada.

Interacciones
Los AINE podrían incrementar el riesgo de hemorragia espontánea, especialmente aquellos de elevada semivida (superior a 12 h). Se aconseja vigilar estrechamente a pacientes que reciban tratamientos prolongados con un AINE.
La amiodarona ocasiona aumentos del AUC y Cmax de dabigatrán un 60% y 50% respectivamente. El efecto de la amiodarona podría persistir durante semanas tras su retirada, debido a su prolongada semivida, por lo que se deberá reducir la dosis a 150 mg/24 h. Se recomienda una estrecha monitorización clínica y, particularmente, en la ocurrencia de hemorragias, en especial en pacientes con insuficiencia renal de leve a moderada.
No se recomienda el uso concomitante del dabigatrán con fármacos que afectan a la coagulación tales como heparinas no fraccionadas y derivados de heparina, heparinas de bajo peso molecular (HBPM), fondaparinux, desirudina, medicamentos trombolíticos, antagonistas de los receptores GPIIb/IIIa, clopidogrel, ticlopidina, dextrano, sulfinpirazona y antagonistas de la vitamina K. Debe tenerse en cuenta que la heparina no fraccionada puede administrarse a las dosis necesarias para mantener un catéter venoso central o arterial desobstruido.

Estudios comparativos: RE-LY y RE-COVER
RE-LY
En el estudio RE-LY, realizado en 18.113 pacientes con fibrilación auricular, se comparó dabigatrán 110 mg y dabigatrán 150 mg frente a warfarina, utilizando como variable principal de eficacia la aparición de ictus o episodio embólico sistémico y como variable de seguridad la aparición de hemorragia grave. Los resultados de eficacia muestran que los dos grupos de tratamiento con dabigatrán alcanzaron el criterio de no inferioridad frente a warfarina; no obstante, solo dabigatrán 150 mg 2 veces al día se asoció con menor tasa de ictus y episodios embólicos que la warfarina.
– El tratamiento con dabigatrán 150 se asoció con una incidencia del 3,11% de hemorragia grave sin diferencias importantes con warfarina (3,36%) y un 14,8% de hemorragia leve, significativamente inferior que con warfarina (16,37%. Sin embargo, el riesgo de hemorragia gastrointestinal grave fue significativamente superior en el grupo tratado con dabigatrán 150 (1,51%) frente a warfarina (1,02%).
– El porcentaje de abandonos fue muy elevado en todos los grupos tratados con dabigatrán, asociándose principalmente a efectos adversos como dispepsia. La tasa de abandonos del tratamiento a los dos años fue mayor con dabigatrán 110 (20,7%) y dabigatrán 150 (21,2%) frente a warfarina (16,6%).
– El estudio presenta diversas limitaciones metodológicas, entre otras la de tener una rama abierta y la de excluir a pacientes que habitualmente reciben tratamiento con vitamina K, entre ellos los que han sufrido un ictus reciente, lo que podría comprometer la validez externa del estudio.
– Un análisis de subgrupos en función del grado de control del INR por centro, así como informes posteriores de la FDA y de la CADTH señalan un beneficio de dabigatrán solo en los pacientes con un grado de control del INR por centro <66%, lo que sugiere que el beneficio de dabigatrán 150 en relación a warfarina depende del grado de control del INR por centro.
– Dabigatrán no exige un control periódico de INR ni ajuste de dosis y presenta menor riesgo de interacciones con algunos componentes de la dieta y con otros medicamentos, aunque no está exento de ellas.
– La ausencia de un antídoto específico que revierta la acción de dabigatrán podría dificultar el tratamiento de las hemorragias graves asociadas a su uso.
– Por todo lo anterior, dabigatrán 150 aporta en situaciones concretas y podría utilizarse como alternativa a la vitamina K en caso de contraindicación, cuando no se pueda vigilar adecuadamente el INR o cuando el INR no se controla adecuadamente, considerándose cada caso de forma individualizada. Los pacientes en tratamiento con un vitamina K y con control adecuado del INR no se beneficiarían del cambio de terapia a dabigatrán.

Recomendaciones clave
– En pacientes con fibrilación auricular y alto riesgo de ictus, los antagonistas de la vitamina K siguen siendo el tratamiento de elección.
– Los pacientes en tratamiento con antagonistas de la vitamina K y un INR adecuado no se beneficiarían del cambio a dabigatrán.
– Dabigatrán 150 mg en situaciones concretas puede ser una alternativa, en caso de contraindicación a los antagonistas de la vitamina K, cuando no se puedan monitorizar o cuando no se controle adecuadamente el INR.

RE-COVER
Se diseñó un estudio de no inferioridad y de seguridad, aleatorizado siguiendo una estrategia según intención de tratar, con 2.564 pacientes, que tras una mediana de 9 días, se aleatorizaron a recibir 150 mg de dabigatran cada 12 horas (1.274 pacientes, finalmente) o warfarina según controles de INR (1.265 enfermos). La mayor parte de los pacientes procedían de países europeos o de Estados Unidos, siendo predominantemente blancos (95%), con una edad media de 55 años. La mayor parte tuvieron el diagnóstico de tromboembolismo venoso profundo, pero un 21% habían presentado un tromboembolismo pulmonar (TEP) y casi un 10% ambos procesos.
Durante el seguimiento, comparando eficacia, no hubo diferencias con relación a la prevención de tromboembolismos recurrentes o mortales. El número de fallecidos y de síndromes coronarios agudos fue similar en ambas ramas de tratamiento. Se contabilizaron tasas de sangrados mayores similares (1,6% con dabigatran y 1,9% con warfarina). Además, se observó que no hubo diferencias significativas en la frecuencia de efectos adversos de los fármacos, salvo dispepsia (2,9% en dabigatrán contra 0,6% en el grupo con warfarina, para una p<0,001).

Recomendaciones clave
– Una dosis fija de dabigatrán es tan efectiva como la warfarina para el tratamiento del tromboembolismo agudo (es importante reseñar que una vez pasada la fase aguda) y no requiere monitorización de laboratorio

Bibliografía
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