Durante el embarazo se producen modificaciones anatómicas y funcionales para permitir que el feto se desarrolle y nutra adecuadamente, y para que el cuerpo se prepare para el parto y la posterior lactancia. Además, en la mujer se producen también cambios emocionales, lo que dará lugar a nuevos sentimientos y emociones (a veces contrapuestos) que van desde la alegría al llanto y desde la tranquilidad a la inquietud. El cuerpo responde de manera natural e inteligente a dichos cambios. El farmacéutico, junto con el ginecólogo y la matrona, se convierte en un acompañante de este inolvidable proceso.

En este artículo se ofrecen algunas respuestas para afrontar dichos cambios (sin patología asociada), de modo que el farmacéutico comunitario pueda contribuir a una serie de cuidados básicos de la mujer embarazada.

Cuidados en la alimentación
Durante el embarazo las necesidades nutricionales aumentan, ya que la dieta debe proporcionar suficiente energía y nutrientes para satisfacer los requerimientos nutricionales de la madre y del feto. Estas necesidades dependerán del mes de embarazo en el que nos encontremos. Durante los primeros meses, la mayor parte de las mujeres no necesitan comer más de lo normal ya que el organismo se vuelve mucho más eficiente para absorber y utilizar los nutrientes a partir de los alimentos. En cambio, a partir de la semana 20 el aumento de tamaño del feto es considerable y se incrementa la demanda de nutrientes. En los últimos meses del embarazo, el feto aumenta la demanda de calcio y fósforo a causa del desarrollo de su esqueleto. Las pautas dietéticas que deben establecerse están destinadas, por tanto, a conseguir un aumento gradual y adecuado del peso (entre 9 y 12 kg). Una ganancia excesiva de peso perjudica el buen desarrollo del embarazo, produce más molestias y puede entorpecer el parto.

Se recomienda una alimentación equilibrada con una restricción moderada de sal, rica en hortalizas, verduras y frutas y pobre en grasas saturadas. Se deben realizar comidas frecuentes (cada 2 horas) y poco abundantes. El consumo de pescado azul de gran tamaño (niveles elevados de mercurio) y de aquellos alimentos con mayor riesgo de contraer infección por toxoplasmosis y listeriosis debe evitarse.

Aunque durante la gestación la mayor parte de las vitaminas y minerales se cubren con una dieta variada y equilibrada, los requerimientos de algunos nutrientes durante esta etapa son tan elevados que requieren suplementación para satisfacer las demandas adicionales (tabla 1).

23 EF580 PROFESION CUIDADOS EMBARAZO tabla 1

23 EF580 PROFESION CUIDADOS EMBARAZO tabla 2Cuidados corporales (tabla 2)
Los cambios hormonales durante el embarazo producen cambios en el cuerpo de la mujer.

Cabello
Estos cambios hormonales pueden afectar a la secreción sebácea y cambiar su condición. En el primer trimestre, el cabello puede debilitarse y caer con más facilidad que de costumbre, aunque esto suele regularizarse durante el resto de la gestación, y puede volver a caer después del parto.

Encías y dientes
El aumento de la circulación sanguínea exagera la respuesta inflamatoria a los irritantes locales, con lo que se produce un engrosamiento de las encías y éstas se vuelven más delicadas y frágiles. También los vómitos repetidos asociados a las náuseas matutinas o el reflujo gastroesofágico pueden producir erosión ácida de los dientes. No está demostrado científicamente que durante el embarazo pueda darse un aumento en la incidencia de caries, pero puede haber apetencia por alimentos cariogénicos, con el consiguiente aumento del riesgo.

Piel
La hiperpigmentación puede ser generalizada o estar restringida a áreas sensibles a la influencia hormonal (pezones, areolas, perineo, vulva y región perianal). La aparición de melasma (manchas faciales) involucra a diferentes zonas de la cara (frente, mejillas, nariz, mentón y labio superior).

El acné puede aparecer durante el primer trimestre, y conlleva un aumento de la producción de sebo y obstrucción de los poros.

El aumento de peso y volumen puede conducir a la aparición de estrías, pesadez e hinchazón de piernas, pies y tobillos. Las estrías tienden a aparecer en los últimos meses, cuando el crecimiento es máximo, pero deben tratarse desde el inicio (mejor desde la preconcepción), porque una vez aparecen son difíciles de tratar y, si no se abordan a tiempo, son irreversibles.

Cuidados en la movilidad (tabla 3)
Con el aumento de peso durante el embarazo, el abdomen ejerce una presión en la pared abdominal, la pelvis y la columna. Para compensarla, la embarazada tiende a doblar el cuerpo hacia atrás, en posición de hiperlordosis, lo que suele provocar dolor de espalda, lumbago y lumbociáticas. Además, la liberación de relaxina, la hormona del embarazo, produce relajación y distensión de los músculos abdominales y ligamentos vertebrales, favoreciendo también la aparición de hiperlordosis lumbar.

23 EF580 PROFESION CUIDADOS EMBARAZO tabla 3

Los pies y los tobillos sufren porque tienen que soportar un peso extra y por la retención de líquidos. Es habitual que se hinchen y se ensanchen, llegando incluso a ser necesaria una talla más de calzado. El uso de tacones genera un incremento de la lordosis lumbar y de la fatiga muscular de la zona.

La presión que ejerce el útero gestante sobre la pelvis hace que el retorno venoso de las extremidades inferiores y el territorio pélvico se vea enlentecido, lo que puede provocar la aparición de varices en las piernas y aumentar el riesgo de padecer hemorroides.

Bibliografía
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