
Manuel Machuca González
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El pasado mes de septiembre la legislación brasileña reconoció el derecho de los farmacéuticos a prescribir medicamentos que no precisasen receta médica. La noticia fue lo más comentado y discutido en el XVII Congreso Paulista de Farmacéuticos, un evento al que acuden unos cinco mil profesionales del país, en un estado como el de São Paulo, que tiene más de cuarenta millones de habitantes y dispone de unos cincuenta mil farmacéuticos colegiados.
Hace unos años, algunos farmacéuticos chilenos me pidieron una carta de apoyo en el pulso que mantenían con sus autoridades políticas, que promovían por aquel entonces una nueva legislación para la salida de ciertos medicamentos de la venta exclusiva en farmacias. Las cadenas, que controlaban el 80% del mercado farmacéutico del país, también eran propietarias de otras de alimentación y, aunque callaban, era lógico que estuvieran detrás de ese movimiento.
Hacía ya un tiempo que no lo veía. Me lo encontraba con mucha frecuencia tomando café muy temprano, en el bar de grandes cristaleras que hay en una de las esquinas de la plaza. Aunque lo echaba de menos, nunca me acordaba de preguntarle a su hija por él cuando la veía entrar en la farmacia.