La Ley 35/2010 para la reforma del mercado de trabajo ha tenido efectos colaterales y paradójicos en las farmacias españolas

La entrada en vigor de la Ley 35/2010 para la reforma del mercado de trabajo ha tenido efectos colaterales y paradójicos en las boticas españolas. Así lo considera al menos Eva Illera Rodríguez, diplomada y jefa del Departamento Laboral de la asesoría de farmacias Asefarma (www.asefarma.com), para quien la situación por la que pasa la farmacia y, en especial, aquellas con un porcentaje alto de ventas de medicamentos es que se han visto seriamente tocadas por los reales decretos 4 y 8/2010 y el propio RD 5/2000. «Se vende lo mismo que años atrás o incluso más, pero se obtiene menor beneficio. Al tener el mismo o incluso mayor volumen de ventas se ha de mantener la plantilla, que con la publicación del nuevo convenio supone un coste empresarial mayor en atrasos y salarios, todo ello con una menor rentabilidad económica, por lo que se requiere un esfuerzo extra para el titular de la farmacia», comenta Rodríguez. Asimismo, Asefarma considera que esta reforma mira por las grandes empresas y se ha olvidado de las necesidades de las pequeñas empresas, «que generan, y con mucho sacrificio, puestos de trabajo».

Pocas ventajas

Ante este panorama la asesoría considera que la última reforma laboral recorta las ventajas en materia de contratación indefinida en las farmacias españolas y no flexibiliza las condiciones para bonificar los contratos. «En lo que respecta a la farmacia, no creemos que se consiga el objetivo principal de esta ley, que es la creación de empleo, puesto que los incentivos de los que gozaba anteriormente la contratación indefinida los elimina, y actualmente los requisitos para poder suscribir un contrato indefinido bonificado son prácticamente de imposible cumplimiento en farmacia (se requiere que el trabajador contratado lleve al menos 12 meses desempleado, cuando anteriormente el requisito era únicamente estar desempleado, sin tiempo específico)», especifica Eva Illera.

Además, Asefarma hace dos importantes consideraciones a la reforma que afectan, y mucho, al sector farmacéutico. En primer lugar, la dificultad de mantener a la misma plantilla por las razones antedichas. En segundo lugar, que se da una nueva redacción a las causas del despido por razones económicas, intentando solucionar uno de los problemas del mercado laboral. «No es coherente –dice Illera– que hasta ahora numerosas extinciones de contratos indefinidos basados en causas económicas se hicieran por la vía del despido disciplinario improcedente (que lleva parejo la indemnización de 45 días/año), puesto que su procedencia estaba sometida al arbitrio del juez y era difícil que saliera adelante, incrementando al coste del despido los salarios de tramitación». Y añade: «A partir de ahora, se intenta flexibilizar el procedimiento e instrumentarlo para que sea efectivo para aquellas empresas con una situación económica negativa».

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