Francisco Mera: «Nuestro estudio está llevando esperanza a las pacientes afectadas por COVID persistente»

Entrevista con Francisco Mera Cordero, investigador principal del estudio E-speranza COVID-19 e investigador colaborador del IDIAP Jordi Gol y de la Unitat de Suport a la Recerca DAP Costa Ponent ICS.

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Francisco Mera

¿Cómo surgió la idea del uso de montelukast para el tratamiento de los síntomas persistentes del COVID-19?
La idea surgió de una experiencia personal. Mi esposa, que es enfermera, y yo, enfermamos de COVID a finales de marzo de 2020 durante unas cuatro semanas tras las cuales yo prácticamente me había recuperado, pero ella fue a peor. Y vimos que había más pacientes, sobre todo sanitarias como ella, que al reincorporarse al trabajo empeoraban de su enfermedad, con un agravamiento de la clínica. Eso me hizo pensar que en algunos casos la respuesta inmunitaria del organismo frente a la infección de SARS-CoV-2 estaba exacerbada y se necesitaba algún tratamiento para estabilizar esa hiper respuesta del sistema inmunitario de algunos pacientes.
A partir de esta hipótesis utilicé montelukast, un antagonista de receptores de leucotrienos que reduce la inflamación, en tres o cuatro pacientes, entre ellas mi mujer, Cristina, con muy buena respuesta. Esta buena respuesta hizo que empezara a pensar en desarrollar el proyecto E-speranza-COVID.

¿Cuáles fueron los resultados del estudio piloto? ¿En qué síntomas fue más efectiva la mejora?
A día de hoy habré utilizado montelukast en más de 30 pacientes con mejoras, en una escala de 0 al 100, de 75 en más del 80% de los casos. La disnea y fatiga son los síntomas que han presentado más mejora. Por diferentes encuestas que se han realizado, como la de SEMG, sabemos que el síntoma principal del COVID persistente es la fatiga, por lo cual creemos que montelukast supondría un beneficio para todo paciente con clínica persistente de disnea y fatiga.
El montelukast es un tratamiento muy conocido que lleva más de 18 años en el mercado. Es un tratamiento bien tolerado que no ha supuesto ningún tipo de problema para los pacientes. La respuesta es estable en el tiempo, y tengo pacientes que llevan más de 10 meses en tratamiento y su respuesta sigue estable y hay pacientes que han podido dejar el tratamiento y mantener la mejora clínica. En otros casos no ha sido así y se les ha tenido que reintroducir el tratamiento, pero de nuevo han mostrado una buena respuesta.

Y a partir de estos datos preliminares, ¿recibieron apoyo de las instituciones?
Inicié el estudio en mayo y en junio ya me puse en contacto con mi responsable de atención primaria, que me dio todo su apoyo y me puso en contacto con la Fundación IDIAP Jordi Gol y con la unidad de Costa Ponent (Barcelona). Con ellos empezamos a preparar el protocolo del estudio E-speranza-COVID: Ensayo clínico doble-ciego aleatorizado controlado con placebo para evaluar la eficacia en la sintomatología respiratoria leve-moderada de montelukast en pacientes con COVID persistente.

¿Cuáles son los planes para seguir adelante con la investigación?
El estudio incluye tres subestudios. Vamos a realizar el estudio de montelukast en el paciente con COVID persistente y un estudio de caracterización de la enfermedad en el que van a intervenir tres servicios del Hospital de Bellvitge (inmunología, neumología y microbiología) y Hospital de Viladecans(neumología). También estudiaremos los factores de predictibilidad del COVID persistente, las causas de la persistencia de los síntomas e intentaremos ver si hay un reservorio de virus en el organismo de estos pacientes.
Ya tenemos el grupo de centros de salud nodrizas en Catalunya y la previsión es en la segunda quincena de mayo iniciar el reclutamiento de las pacientes, que serán unas 300. Y lo digo en femenino porque se sabe que el 80% de los casos de COVID persistente son mujeres.

El COVID persistente, ¿es un reto que debe manejarse desde la atención primaria?
Sí, es un reto para la atención primaria. En general hemos de diferenciar el paciente con secuelas graves de COVID, que ha estado ingresado en una UCI, de aquel que tiene una clínica persistente de SARS-CoV-2 que le está impidiendo hacer una vida normal a nivel físico, emocional y laboral y que necesita ayuda. Hasta un 10% de las pacientes de COVID podrían ser COVID persistente. En Catalunya podríamos estar hablando de unas 50.000 personas, de unas 300.000 en España y a nivel europeo serían unos 3 millones de pacientes. Realmente son cifras muy altas, y son pacientes jóvenes, con una media de edad de 45 años, lo que supone muchas implicaciones a nivel laboral.
Por eso pensamos que debe ser un proyecto en el que esté muy presente la visión del paciente. La atención primaria, como la atención más cercana al paciente, debería liderarlo por su visión más holística del paciente. Pero sin olvidar nunca a nuestros compañeros de atención hospitalaria. Estamos creando comités multidisciplinares en los que intervienen médicos de atención primaria y hospitalaria y otros profesionales como fisioterapeutas, rehabilitadores, nutricionistas… porque el COVID persistente es una patología multisistémica que puede desplegar un abanico de clínica impresionante.

¿Cuáles son las principales necesidades de este colectivo de afectados?
Pues básicamente necesitan ser escuchadas, sentirse acompañadas y saber que el sistema sanitario puede dar respuesta a su patología. Se necesitan profesionales con un grado de implicación alto y que trabajen en colaboración con las asociaciones de afectadas. Se trata de una patología nueva en la que las pacientes nos están dando mucha información sobre la clínica y sobre cómo están viviendo esta patología a nivel físico y emocional, y conocer los daños y perjuicios que están teniendo en su vida económica, social, familiar…de toda índole. Todo esto imprime un carácter muy humano a nuestro estudio, porque estamos llevando esperanza a las pacientes afectadas por COVID persistente.
Todo esto hará que podamos salir antes y más fuertes. Mientras tanto, lo más importante es seguir con las campañas de vacunación, con el distanciamiento social y el uso de mascarillas para evitar nuevas infecciones y nuevos casos de COVID persistente.

Una extensa red de apoyos y un crowfunding
El estudio E-speranza-COVID se gestó en un centro de salud en los momentos más difíciles de la pandemia, pero la intuición y tesón del médico de familia Francisco Mera consiguieron surfear aquella primera ola e ir tejiendo redes de apoyo para sacar adelante un ensayo clínico con 300 pacientes con COVID persistente.

El estudio cuenta con el apoyo del de la Fundación IDIAP Jordi Gol, de la Unidad apoyo a la investigación de la DAP Costa Ponent y de asociaciones de pacientes @sanitariscovid @sanitarioscovidpersistentes

Y para su financiación son muchas las puertas a las que se ha llamado: Una donación de la cátedra Novartis de Medicina de Familia de la Universidad Autónoma de Barcelona, y una donación de montelukast por parte de Alter para la realización del estudio. Ahora E-speranza- COVID también dispone de un espacio en la plataforma de crowfunding EpidemiXs Studies, que de forma altruista acoge estudios nacionales e internacionales sobre COVID-19 en busca de sinergias y de financiación.

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