La farmacia, un recurso infrautilizado durante la pandemia

El IX Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, que celebra la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), acogió ayer una mesa de expertos sanitarios que analizaron las lecciones que está dejando la gestión de la pandemia, así como el rol de los farmacéuticos comunitarios. Todos ellos pusieron de relieve que el papel de las farmacias durante la pandemia está infrautilizado y que deberían aprovecharse estos recursos sanitarios.

La farmacia, un recurso infrautilizado durante la pandemia
La farmacia, un recurso infrautilizado durante la pandemia

En la mesa, que estuvo moderada por José María Catalán Sesma, periodista y expresidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), participaron Vicente J. Baixauli, vicepresidente de SEFAC; Salvador Tranche Iparraguirre, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC); José Martínez Olmos, ex secretario general de Sanidad y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP); Mariano Esteban, jefe del Grupo de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología (Centro Superior de Investigaciones Científicas); Lars-Ake Soderlund, presidente de la Sección de Farmacia de la Federación Farmacéutica Internacional (FIP), y Eduardo Pastor, presidente del Grupo Cofares.

En primer lugar, Vicente J. Baixauli Fernández subrayó que «desde un primer instante desde la farmacia comunitaria nos hemos sentido poco reconocidos y no hemos tenido ayuda ni reconocimiento expreso por parte de las autoridades sanitarias de lo que hacíamos y de lo que podíamos hacer: la farmacia ha dado la talla con lo que nos han dejado hacer».

«Todavía se nos cuestiona por parte de otros colectivos. Nos da la impresión de que podíamos hacer mucho más y que se podría contar más con nosotros, pero por otras razones no es así. Esta sensación viene unida al hecho de que desde el inicio de la pandemia, como establecimiento esencial, hemos estado al pie del cañón, pero de alguna manera solo se nos ha puesto de actualidad por el precio de las mascarillas, siendo temas secundarios a nosotros», lamentó el vicepresidente de SEFAC.

En este contexto, afirmó que «toda la población ha seguido teniendo muy cerca una farmacia donde se les ha atendido y han podido seguir con sus tratamientos. Hay una falta de confianza hacia este colectivo y hemos demostrado que hemos hecho las cosas bien y que hemos hecho lo que se nos ha dejado hacer». «Como sociedad científica –añadió– hemos hecho muchas propuestas siempre con el ánimo de ayudar al Ministerio de Sanidad y a las comunidades autónomas».

Respecto a la gestión de la pandemia, subrayó que «los errores deben servir como una ayuda para mejorar en las decisiones. Deberíamos ser exigentes con nuestros políticos y dirigentes sanitarios. A partir de ahora, se tiene más información y ya se tiene cierta experiencia en la crisis».

No juzgar el pasado, pero buscar áreas de mejora
Por su parte, José Martínez Olmos manifestó que «deberíamos aprovechar lo que está pasando para revisar qué cuestiones se pueden hacer mejor» y puntualizó que «el papel de la farmacia es un papel que tiene una proyección potencial no exenta de dificultades de cara a mejorar la salud de las personas».

«La farmacia –añadió–, al igual que otros colectivos esenciales, ha estado al frente la pandemia. La aportación ha sido extraordinaria. Los farmacéuticos son un recurso profesional que merece la pena tener la inteligencia de aprovecharlo».

El exsecretario general de Sanidad argumentó que «ahora no hay que juzgar porque nos falta información y es mejor hablar de áreas de mejora. Es entendible que una nueva enfermedad nos va dando más información a medida que va avanzando y conforme a ello se tienen que tomar decisiones». «Por ejemplo –siguió–, si hubiéramos hecho abastecimiento estratégico de medidas de protección tras la gripe A la situación habría sido diferente y esa lección ya la hemos aprendido. Ahora, con la información que vamos contando, tenemos la capacidad de establecer indicadores para fortalecer la parte preventiva que tiene que tener la lucha de la epidemia (indicadores de rastreo por habitantes, profesionales de la medicina que se necesitan en función del número de habitantes, farmacéuticos, veterinarios…) o saber qué restricciones aplicar para saber cómo hay que controlar la epidemia».

Por su parte, Mariano Esteban Rodríguez destacó que «indudablemente estamos en una situación tremendamente difícil, cosa que no había ocurrido antes en la historia de la humanidad. Como farmacéutico, lógicamente considero que la labor del farmacéutico comunitario es esencial para nuestra sociedad y estamos en una situación en la que nos necesitamos todos y no podemos prescindir de nadie».

«El farmacéutico –precisó Esteban– tiene todos los conocimientos para hacer PCR. Tiene conocimientos en genética, bioquímica, biología molecular, etc. Está facultado para poder participar y ayudar al sistema de salud a conseguir mayor número de pruebas en la población y otras pruebas como vacunas, etcétera».

Recurso infrautilizado
Por otro lado, Lars-Ake Soderlund afirmó que «una vez más hemos demostrado lo importante que es la farmacia comunitaria para la vida de los pacientes», pero lamentó que las farmacias hayan sido «un recurso infrautilizado». «Las farmacias –explicó– podrían haberse empleado para obtener información de calidad garantizada sobre el virus. En este momento de incertidumbre, nuestra profesión ha demostrado su experiencia, su coraje y su dedicación. La farmacia nunca ha estado tan unida a nivel global hoy en día. Creo que ahora en España ha llegado el momento de desarrollar una estrategia nacional de salud en la que la farmacia sea un socio integrado».

En este contexto, hizo hincapié en que la atención primaria «tiene que ser interdisciplinaria y este desarrollo lo vemos en muchos países como Canadá, Australia, Portugal, Irlanda… las farmacias son una extensión sanitaria». «El papel y el alcance del farmacéutico –añadió– están evolucionando para incluir una serie de servicios de promoción de salud, prevención y gestión de enfermedades, especialmente en las enfermedades no transmisibles».

Falta de voluntad política
Eduardo Pastor aseveró que la primera lección que deja la crisis para nuestro sector es que «la distribución farmacéutica es indicador adelantando a cualquier crisis sanitaria» y puso como ejemplo que «dos meses antes de la declaración del estado de alarma en España contábamos con información. Contábamos en Cofares con un consumo inusual de mascarillas de material de protección, posiblemente consumido por ciudadanos asiáticos, que nos daba una buena idea del perfil de cómo se iba a desarrollar la situación». «La farmacia –dijo– es un termómetro vivo de lo que sucede en la sociedad. Y si la Administración empezase con el primer eslabón, que son los pacientes, probablemente habríamos ganado tiempo a este virus».

Respecto a la labor de la distribución explicó que «ha seguido garantizando la distribución puntualmente. Hemos colaborado con todas las administraciones que nos han requerido. Bajo mi punto de vista los ciudadanos han acudido por necesidad porque no existía ningún centro de salud en toda España cercano. Hemos dado un servicio y nos hemos adelantado al BOE, ya que la atención domiciliaria no estaba contemplada en el BOE». «La entrega domiciliaria y la entrega de medicamentos, el consejo farmacéutico que tenía esa población, han dado una tranquilidad y un equilibrio social», puntualizó.

Una oportunidad para reformar el sistema sanitario
Salvador Tranche, por su parte, también se lamentó de que en la primera fase de la crisis, sorprendentemente, no se contase con la atención primaria. «Ahora –dijo– los médicos de familia estamos trabando un 30-40% más. A esta situación moral y de cansancio se junta la crispación social. Todos los días percibimos problemas en los centros porque los pacientes perciben problemas de acceso».

El presidente de la semFYC concluyó afirmando que ahora «es el momento de plantearse cambios, de incorporar otras profesiones. Hay demoras diagnósticas, falta de seguimiento de pacientes crónicos, exceso de mortalidad. El farmacéutico juega un papel muy importante en estas oportunidades», e insistió en la importancia de «recuperar cuanto antes la atención presencial en las consultas».

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