Federico Mayor Zaragoza

Conocí al profesor Mayor Zaragoza en el año 1968 en la Universidad de Granada, en donde se admiraba su carrera meteórica basada en su eficacia, valía y encanto personal, y sus grandes conocimientos científicos en el campo de la bioquímica.

Federico Mayor Zaragoza
Federico Mayor Zaragoza

Barcelonés de nacimiento (1934), doctor en Farmacia con Premio Extraordinario por la Universidad Complutense de Madrid, al terminar su tesis doctoral trabajó con Krebs y otros primeros espadas de esta ciencia, consiguiendo en 1963 la cátedra de Bioquímica en la Facultad de Farmacia de la Ciudad de la Alhambra, de cuya universidad fue Rector Magnífico desde 1968 a 1972, y ese mismo año obtuvo la cátedra de la citada materia en la Universidad Autónoma de Madrid, cargo que ha ocupado hasta 2004. Director del Centro de Biología Molecular, vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cofundador del Centro de Biología Molecular «Severo Ochoa» y director del mismo hasta 1968.
Con los grandes bioquímicos como Ochoa, Oró y Spirin le unía una gran amistad, y ello permitió que en 1971 los reuniera en Granada, y que sus alumnos pudiésemos conocer a estos grandes científicos, incluido el Premio Nobel Stanley, que falleció unos días después en Salamanca.
Subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia, con Arias Navarro bajo el Gobierno de Franco, presidente de la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica, presidente de la Comisión de Educación del Congreso, diputado en el Parlamento de España por UCD (1977-1978) y, en la transición política, consejero del presidente (1977-1978) y ministro de Educación y Ciencia (1981-1982). Fue también diputado en el Parlamento Europeo, por el Centro Democrático y Social (1987).
A todo esto se le une el ser académico de la Real Academia Nacional de Farmacia, de la de Medicina, de la Iberoamericana de Farmacia, de la de Bellas Artes de San Fernando y de la Academia China de Ciencias, entre otras. Doctor honoris causa de las universidades de Granada, de Alcalá de Henares, de la Politécnica de Cataluña, de Murcia, Salamanca y otras muy acreditadas.
En 1978 fue nombrado director general adjunto de la Unesco, hasta 1981. En 1987, la 24.ª Conferencia General lo eligió como director general, cargo en el que permaneció hasta 1999, atesorando una gran experiencia política e institucional que le permitió pulsar la situación social en todos los países del mundo.
Desde entonces su compromiso humanitario cambió de manera radical. Ya no era el político y científico al uso, sino un hombre comprometido, el ciudadano del mundo globalizado, que lucha a favor de la paz y en contra de la pena de muerte, y critica a las oligarquías que acumulan el poder mediático, energético, financiero y militar y en el que las decisiones clave están tomadas por grandes grupos de la plutocracia.
Ha conocido a jefes de estado, papas y líderes religiosos y políticos, y ha visto de cerca el hambre y la guerra; de ahí su compromiso decidido por la paz, la educación y el progreso, así como por la Alianza de las Civilizaciones, que ayuda a la convivencia entre las naciones.
Preside la Fundación para la Cultura de Paz, y la Fundación Manuel Areces. Premio Madre Terra por su trayectoria a favor de la igualdad, la justicia social y la defensa del medio ambiente. Hijo Predilecto de Andalucía, miembro del Club de Roma y de los principales foros internacionales en los que se debate la trayectoria política actual y el futuro previsible.
No se olvida de sus exalumnos, y así a este humilde cronista tuvo la gentileza de prologarle su libro de bioquímica clínica.
Es partidario de la necesidad de modificar la Constitución española y de que nuestro país sea de tipo federalista. Aboga por la independencia de los grandes medios de comunicación y defiende a ultranza los derechos humanos. Es partidario de la pluralidad de dimensiones que aporta la globalización, está en contra de las desigualdades y a favor de la dignidad humana, rechaza con firmeza el fanatismo y hace una decidida apuesta por el compromiso social y moral.
Personalidad deslumbradora, de valía indiscutible, y que a pesar de tantos cargos y distinciones sigue siendo una persona accesible; hombre polémico, crítico e inclasificable dentro de un modelo estándar.
Maestros como él son difíciles de olvidar por la impronta que dejan. Por esa razón, lo traigo a mi galería de boticarios distinguidos.

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