Editorial
La relación entre las oficinas de farmacia y el SNS es compleja, pero la podríamos definir, sin temor a equivocarnos, como una relación mercantil, porque está profundamente marcada por el coste de la factura, aunque también podríamos calificarla de platónica. Platónica, por eso del mundo de las ideas y el de la realidad. Una especie de sí pero no. De quiero y no puedo.
Infarma 2013 ha sido un éxito, una vez más. Así lo ha manifestado su directora Francisca Aranzana, en su intervención en el acto de clausura: «Han sido tres días muy intensos en los que 2.317 congresistas hemos debatido sobre nuestra profesión, con más de 60 conferencias, mesas redondas y aulas activas y más de un centenar de ponentes, y donde hemos reivindicado el papel del farmacéutico como agente de salud en coordinación con el resto de profesionales sanitarios».
Nos gustaría despedir el año con más optimismo, pero nos cuesta encontrar argumentos. La crisis se ha convertido en el tema monográfico de cualquier conversación, y si nos limitamos al sector de la farmacia, otro tanto de lo mismo. Qué les podemos explicar a aquellos farmacéuticos que se hallan ahora al borde de la quiebra o, por emplear el eufemismo de moda, que tienen farmacias de viabilidad económica comprometida. Podemos hablarles de que en un momento u otro la situación cambiará y el futuro volverá a existir, y así será, seguro, pero... su presente es el que es y salir de él depende de fuerzas que en muchos casos ellos no pueden controlar.
Con todo, también es cierto que lamentarse no conduce a nada y que la única opción en las circunstancias actuales es el movimiento. Movimiento que se traduce en trabajar, aun sabiendo que quizá no llegue la recompensa. Habrá que hacer malabarismos, qué duda cabe, pero es necesario intentarlo. El futuro –el presente, en realidad– va a ser muy exigente para todos y hará falta imaginación para afrontarlo. Porque si algo está claro es que lo que habíamos aprendido hasta ahora, lo que nos había permitido salir adelante, nos va a servir de poco en este nuevo entorno. Será necesario sacudirse la rutina, detenerse un momento para evitar que el día a día nos supere y dedicar un tiempo a pensar apuestas diferentes. El Consejo General, los colegios, las sociedades científicas... pueden proponer nuevos caminos para que la profesión afronte este nuevo presente-futuro, pero no solo dependerá de ellos. Cada farmacéutico deberá poner de su parte para superar este «más difícil todavía» y hacerlo sin demora.
Desde El Farmacéutico haremos lo posible para facilitar este futuro aportando ideas y, sobre todo, contribuyendo a la formación de los farmacéuticos. Y en cualquier caso, a pesar de todo lo dicho, lo primero ahora es desearles un ¡feliz 2013!