Muchas personas hemos necesitado explicarnos qué cosa es la vida, qué sentido tiene, si lo tuviera. No hemos podido pasar por la vida despreocupadamente, sin plantearnos cuestiones arduas y sin buscar respuestas a preguntas tan espinosas como qué hacemos en el mundo y qué es lo que nos regula y determina, si lo hubiese. Los modelos que ofrecen respuestas no son muchos: la espiritualidad y sus subproductos, las religiones; la filosofía y sus intentos de ordenar el caos; la ciencia, con su proyecto de aceptar sólo lo que puede ser demostrado, o el arte, con la gratificación estética como último objetivo y las emociones que suscita.