Los pintores academicistas vuelven a estar de moda. En París, las salas dedicadas a ellos en el Museo d'Orsay y a los simbolistas reciben gran número de visitantes, aunque las estrellas del museo siguen siendo los impresionistas. La exposición del año en París y Madrid ha estado dedicada a Dalí, un surrealista conservador próximo a las tendencias acadecimistas y que entre sus preferencias pictóricas colocaba en lo más alto nada menos que a Meissonier, adscrito al movimiento «pompier», un término burlón aplicado por los pintores románticos a los neoclásicos seguidores de Jacques-Louis Davis, que solían representar a los guerreros tocados con cascos (en francés pompier significa bombero). Abundan los estudios que recuperan a Gerôme, Cabanel y Henri Gervex, cuyo desnudo Rolla supuso un gran escándalo que demuestra que también los academicistas eran capaces de escandalizar. De hecho, nadie fue tan lejos como ellos en el desnudo femenino, y algún cuadro de Bouguereau, como Les Oreades, acumula el mayor número de mujeres desnudas por centímetro cuadrado de la historia del arte.