Antonio Corradini (1688-1752) trabajó para el enigmático Raimondo di Sangro, séptimo príncipe de Sansevero. Participó en la decoración de la capilla sepulcral de la familia, obra cumbre del barroco tardío napolitano, con la Verdad velada, una escultura de virtuosismo asombroso, en la que el cuerpo se insinúa con delicado erotismo.