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El (valor) de la dispensación

«Mejor encender una luz que maldecir la oscuridad»Confucio

El (valor) de la dispensación
El (valor) de la dispensación

Una parte importante y considerable de la profesión farmacéutica, y especialmente desde la farmacia comunitaria, se está preguntando en voz alta hacia dónde avanza, camina o va la farmacia que viene. ¿Qué nos demandará la sociedad? ¿Y la Administración? La pregunta es de lo más acertada y actual. Y la respuesta se puede elaborar y conviene explorarla.

Vivimos una época interesante en la que la velocidad con la que se producen los cambios determina nuestra relación con el mundo; incluso la información que recibimos a través de las redes sociales relata hechos que tuvieron lugar hace pocos minutos y a kilómetros de distancia. Habitamos una realidad acelerada. Padecemos nuevos estilos de vida y otras formas diferentes de hacer. Las valoraciones y reflexiones sobre estos cambios continuos, si las hay, tienden a ser lineales y vienen exigidas por la inmediatez. Así pues, y en este escenario, aventurarse a anticipar cuál va a ser el modelo que regirá las oficinas de farmacia en el futuro requiere, como mínimo, una perspectiva temporal amplia.

Hoy es el mañana de ayer. Y lejos de dejar el mañana en manos del azar, la tecnología o las decisiones ajenas, la propuesta a la que les invito es a construir nuestro futuro porque la única manera de conocerlo es creándolo, inventándolo. Y el futuro depende de lo que hacemos en el presente: hoy.

¿Cuáles son nuestras virtudes? ¿En qué podemos mejorar? ¿Qué retos inmediatos nos va a plantear la profesión? Y muy importante: ¿cómo vamos a actualizar nuestro compromiso asistencial con la sociedad?

El modelo actual de la farmacia comunitaria se basa en nuestro conocimiento y se sustenta en la confianza de las personas que acuden diariamente a nuestros establecimientos sanitarios, regulados y con el aval de la administración sanitaria. Los profesionales farmacéuticos contamos con esa confianza que nos conceden todas estas personas, y contamos también con una extensa red nacional de oficinas de farmacia que nos permiten desarrollar nuestra actividad profesional con la debida vocación de servicio a toda la población del territorio por ser profesionales de la salud.

Como expertos del medicamento, tenemos la oportunidad de escuchar de manera activa y a diario, a veces también desde el silencio, a cada una de las personas que atendemos respetuosamente, resolviendo dudas, preguntas y ayudando a mejorar la salud con el adecuado y valioso consejo farmacéutico.

El valor de una dispensación de medicamentos correcta y responsable, molécula a molécula, debería conformarnos como actores necesarios entre los profesionales de la salud del nuevo modelo sanitario. Nuestra correcta actuación profesional desde el mostrador cuenta con el premio de la confianza generada y ganada por nuestro colectivo, y éste es un activo enorme que debemos conservar porque da un prestigio social compartido por y para la profesión.

Quizás en épocas pretéritas y delante de usuarios menos formados e informados se pudiera hacer valer, en nuestro contexto, la palabra por encima de la escucha, pero hoy escuchar activamente tiene un valor superior que permite elaborar consejos más integradores y también, a veces, más cortos o breves.

Es una gestión diferente del conocimiento donde la información forma parte de la solución, que no de la verdad. Porque la información, aunque útil, dista mucho de ser conocimiento. Sólo las certezas basadas en las evidencias científicas actuales resuelven la diferencia y aportan matices sutiles. Incorporando la escucha activa, ayudaremos mucho a adaptarnos mejor a los nuevos tiempos, a la nueva farmacia.

Tenemos las aptitudes que nos capacitan para ello, y debemos tener la actitud y predisposición para mantener esa luz encendida, y reforzar así la confianza de las personas que atendemos en nuestras actuales oficinas de farmacia.

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