El glutatión en la infección vírica1
El glutatión (GSH) es el principal antioxidante de las células humanas. Es un tripéptido formado por tres aminoácidos (cisteína, ácido glutámico y glicina), que optimiza la respuesta inflamatoria y activa las células inmunitarias. Los virus en general viven y se replican mejor en un entorno prooxidante1, es decir, cuando las células tienen niveles bajos de glutatión (GSH). El propio virus, al invadir y penetrar en las células huésped, genera fugas y pérdidas del GSH intracelular, lo cual hace que se altere el intercambio de iones en la membrana celular, que ocasiona una acidificación del entorno, ideal para que el virus tome el control de los mecanismos de síntesis de proteínas de la célula, para fabricar las propias proteínas del virus en lugar de producir las proteínas necesarias para el normal metabolismo de la célula. Eso intensifica la replicación del virus, que se automultiplica repetidamente. Además, parte de las proteínas de los virus son ricas en cisteína y, por lo tanto, este aminoácido fundamental para la síntesis del GSH es utilizado para producir las cubiertas proteicas del virus. Derivado de ello la producción de GSH se reduce, elevando el entorno oxidativo, con lo que el virus potencia su replicación, para eclosionar e infectar a nuevas células. La senectud va acompañada de un déficit en la producción celular de glutatión2, lo cual pone a este colectivo en una situación de vulnerabilidad frente a las infecciones víricas.
La mejor fuente de vitaminas es una dieta equilibrada y variada. Sin embargo, los estados carenciales afectan también a la población de países como España, en los que la población general tiene fácil acceso a alimentos ricos en nutrientes.
En los últimos cincuenta años la esperanza de vida ha aumentado considerablemente, lo que ha llevado a la población a tener cada día una mayor conciencia del valor de mantener una buena calidad de vida, y de la relevancia que, para que esto sea posible, adquieren la prevención y los hábitos saludables en relación con la alimentación o el ejercicio físico, así como el abandono de hábitos perjudiciales como el sedentarismo, el tabaco o el alcohol.